Miguel Ángel Miguélez

¿Sabes?

 

 

 

 

 

 

 

Lo sé, siempre lo supe

porque mis párpados nacieron anoche boca abajo

en una sonrisa ancha de colores

dispuesta siempre a recibirte con las alas abiertas como un pájaro bobo en Ushuaia

y a escuchar a los demás cada graznido de sus picos sobre un blando cristal sin posesivos ni pronombres personales.

Y entonces llegaste tú, grafía extraña de aquel rincón de un barrio sin esquinas,  y me rozaste tenuemente con ese húmedo poema que brotaba furioso de tus bragas azuladas hasta al fin romper en dos mitades la invisible frontera entre el deseo y el amor que mis pantalones tenían como campo de batalla de algodón desmadejado en ese instante

y así, entre crujiente y sudorosa, te absorbía poco a poco

al tiempo que sonaban ácidas las notas finales de un punteo

tan imposible como tú, como tu nombre

 

...creo que era de los Maiden, pero no me hagas tampoco mucho caso en esto; lo cierto es que siempre me pierdo en mil historias cuando acecho insomne a las voraces luciérnagas o a las mariposas violetas de noviembre que me surgen por debajo de las uñas...

 

A lo que iba, o venía, era a decirte que jamás debí probarte

pues ahora sin tí no queda nada, ni tiempo en el reloj de esta estación por la que vamos

directos a la mierda, y bien lo digo, que maldigo aquel tren que todo embiste

como pronto se pierde en otro sueño sordo

que se descuelga perpendicular de la oreja imaginaria

de un payaso que mira marcha atrás mientras la envuelve

como regalo del silencio y de la escucha

entre confetis de carne luminosa

bajo una impalpable lluvia de materia entrelazada

que me recuerda cada noche cada fibra de ti...

 

Lo sé, siempre lo supe.

Pues hoy, o mucho cambia el argumento

o tampoco llegaremos,

y tampoco tú serás ese será o aquel ha sido, que en alguna otra ocasión irrepetible se hizo acaso un imposible y fugaz en lo posible de este tiempo hecho pedazos,

y tampoco podrá ser un cumpleaños como aquel lo que me espera,

quizás algún verano sí lo sea,

a medida que todo lo demás en la hojarasca se pierde calle arriba

 

...míralas caer, pobres, ellas, secas ya, todas muertas, con las venas abiertas a disparos

y los dientes amarillos de tabaco y ron añejo...

 

Y, créeme, pues así me creaste: a tu credo y creación.

A pesar de saberlo, así lo hice.

Y sé que nos hicimos tantas veces

que quedamos desechos el uno para el otro para siempre

y nunca jamás echar la cuenta de nuevo

de las veces que te amé o que me amaste y nos hicimos sin hacernos más de lo que deberíamos

pues eso sí que no lo sé, amor,

eso se lo dejo todo a los contables

pues ellos sí que saben, yo... ya sabes, soy de letras,

como tú y tan solo tú lo sabes...

¿Sabes?