Habitas en mis mundos oníricos
cuando estoy con los ojos cerrados
y no despierto para mantenerte a mi lado
-te llamo mía sumergido en un sueño profundo-
no sé por qué rechacé a los que viven
dentro de otra realidad soñando
si ahora no hago otra cosa más que pasar
mis ratos dormido para encontrarte
prefiero caminar a campo abierto
rumbo a la casita solitaria donde te apareces
y ahí me entrego a ti infinidad de veces
hasta que despierto
-ay-
sublimes espacios que tú y yo frecuentamos
-los lugares secretos que nos reciben
y envuelven con inmensa calidez
entre sus sombras-
sagrada realidad creada
en la que mi ternura secuestra a tus oídos
y mis dedos son amantes de tus cabellos
-te sumerjo en el líquido rojo de mis venas-
estás hecha del tamaño exacto
para acurrucarte entre mis entrañas
detesto cuando todo es una incesante búsqueda
y ante mi agobio te vuelves etérea
-no estoy durmiendo más-
mi ojos se van abriendo
y voy perdiendo tu cuerpo
-me he quedado tan sólo con el contorno de tu entelequia-