El silencio,
se apega a las flores,
hecha de seis pétalos
cada una,
la única calle bordeada
con troncos delgado
y sombrero rojo.
Pueblo,
de violencia desatada,
lleva al silencio fantasmal,
las mariposas huyen entre las copas,
como la paz escondida,
entre,
la ausencia de los habitantes,
y la vida cotidiana que calla.
Los pájaros se detienen
a mirar desde la montaña.
El sonido de la campana
rompe,
la quietud que, a veces, emerge
en el pueblo desértico.
La musicalidad de la campana
ha cambiado,
los sonidos que provocan
los disparos son distintos,
las balas golpean la campana,
en una melodía bestial.
Pueblo,
las oraciones se van con la brisa,
nada crece,
la campana de la capilla,
un canto perdido,
un lamento.
La violencia olvida el llanto,
un niño cierra los ojos,
crece en el dolor.
su convulsión
gira alrededor de la campana,
mientras los disparos
continúan,
con su canto de esclavitud…