Devuélveme al tiempo donde viví la pobreza sin conocerla
Devuélveme el canto de libertad
Arráncame del viento aciago
Anótame en las flores de un viejo abril
Déjame volar en las notas de un acordeón
Devuélveme el río y mi cauce
Devuélveme la dicha de un futuro
Devuélveme las marcas de un nuevo amor
Devuélveme la ilusión de no poder recuperarme
Anótame en la raíz del almendro que me arrullaba de niño
Recuérdame la voz que rompía mi tranquilidad en las noches
Devuélveme el recuerdo del rostro del abuelo que no conocí
Devuelveme la ilusión fantasmagórica de cerrar mis ojos
Arráncame de la ilusión del círculo temporal
Anótame en la conciencia de quién se queda conmigo
Devuelveme el arrullo de otro cielo
Devuelveme el latir de más corazones barítonos
Devuelveme la sabiduría de no saber
La curiosidad de no entender
Anótame en las calles que me vieron caer
Anótame en el amor que todavía me busca
Escríbeme en las luces que enamoraron a mi piel
Devuelveme la playa que día a día escribía
Una canción de amor a las palmeras
Devuélveme la ilusión de que todo dura para siempre
Arráncame del desgaste que me rompe
Anótame en la poesía del desdichado
Anótame en el lamento de los desahuciados
Déjame estar en el corazón del valle que me llamó a su encanto
Déjame estar en el encanto de ensueño que me enseñó a vivir
Déjame besar las manos que taparon mis ojos
Déjame tocar con el recuerdo los brazos que me cargaban
Déjame volver al tiempo de la esquina
Déjame entrar a los tiempos de mundo nuevo
A los tiempos de flores nuevas y nubes distinguibles
Que se avergüence el tiempo de haber envejecido
Que muera el tiempo como el aire puro
Pero que viva el recuerdo que me distancia de mi muerte
Anótame en los ojos que me vieron huir
Anótame en los labios que me llamaron
Anótame en la conciencia de quién se quedó conmigo