Ben-.

Divagar perpetuo-.

Cuerpos que no me amaron

nada tengo que decíos, salvo

que fuisteis promesa y salvación

del hastío, llave en el laberinto

propio e íntimo. Culpa, reproches,

que pasaron rozándome como un

ciclón sin tiempo, cerrados en mi pecho,

a cal y canto. Ya no cantaré

en mi habitación a escondidas, vuestros

eternos orgullos, laúdes mágicos.

Arrancaré espuma de estrellas

trozos de hielo que calmarán mis heridas.

Sólo me queda esperar el alba, y el día,

su divagar perpetuo-.

 

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