Freddy Kalvo

El gato y los peces

 

Un gato miraba fijo

directo hacia una pecera,

con sus crías.

Y pensaba: ¿a cuál elijo,

de la forma más certera,

estos días?

 

¡El gato estaba intrigado!

Del hambre que era terrible,

él… ¡maullaba!

Y un pez de color dorado

muy elegante y sensible,

lo miraba.

 

Se acercó por fin el gato

con sus aires de sabiondo…

¡A mojarras!

Y después de estar un rato

al meter su pata al fondo…

¡Sacó garras!

 

Las mojarras se asustaron

y también el pez dorado

que pasaba.

Al gato todos miraron

con su cuerpo bien rayado…

¡Qué asustaba!

 

Cambió estrategia el felino

y habló feliz y sonriente

a sus presas.

—Ven acá mi pez divino

aprovecha la corriente…

¡No hay sorpresas!

 

—Y contestó una mojarra

cien por ciento convencida

del apuro:

—Si te acercas él te agarra

y te quitará la vida,

lo aseguro.

 

—Gracias, gracias señor gato,

no queremos sus caricias

tan obscenas.

Mejor búsquese otro pato

que le crea sus malicias,

nunca buenas.

 

—Vaya a ver si hay otro tonto

que le crea sus sandeces,

su mentira;

ya verá que en lo más pronto

pagará con muchos creces,

lo que aspira.

 

Es real en el presente

lo que el verso le refleja,

buen amigo.

Nunca crea ciegamente

es la buena moraleja

que predigo.