¡Gracias!
Con mi corazón henchido de digna felicidad
dócil, me postro de hinojos, ante la Divinidad.
En mi vida, bendecidos manantiales cristalinos
discurren, son sosegados riachuelos de coralinos
tonos, principio y cimiento de fantásticos caminos
cubiertos de pleitesía, sin mayores desatinos.
Con la actitud persistente se recogen buenos granos
algunos seleccionados con procederes tempranos,
otros exigen de tiempo, para lograr vastedad,
ambos son, maravillosos resplandores vespertinos,
convertidos en arco iris de mis afanosas manos.