Remordido en deseos
cara al sol yo prometo
no volverme un imbécil ya puestos
que me sobra quien duerma
representativo el mío ser
entre absurdos fraguándose
como una sed inabarcable
que se vuelca al papel
hecho prenda a tus pies
Qué de indefinible que estoy
comúnmente preso de un interno reloj,
de su palpitación silenciosa,
salida y puesta del sol
que ya indiferentes me son
en mi búsqueda insomne
de consuelo en la droga:
me retorna a mejor
entre tanta demora
que presupone el negocio,
oscuro pacto entre todos
(los locos lo oyen)
Hago bien en contarte esta historia;
lo siquiente será pararse de pronto,
una senda que se adentra en los poros
sin saber la de cosas que me trastornan
incómodo sobre el mismo colchón
que me nota sinfónico.
Es la sandez cabezota
que me sale a deshora en mi folio
como un informe: derrota
del bando contrario
al simplemente soplar lo que soy
yo en el fondo.