Solo era una rosa, una pequeña rosa roja, de esa que llaman comunes. Tenía un jardinero, joven y apuesto, algo distraído pero muy buen conversador. La regaba de tarde en tarde y en ocasiones acariciaba sus pétalos. La rosa agradecía estos cuidados pero observaba con tristeza que eran menos continuos, espaciandose sus visitas ahora cada vez más cortas. Brotaban pequeñas espinas tratando de explicarse este cambio hasta el día en que supo que él trabajaba en otro jardín. Llegó un nuevo jardinero, un poco más joven que el anterior.\" No parece malo\", pensó la rosa y mostró al extraño su mejor sonrisa.Una tarde pasó por ahí el antiguo jardinero y aunque no aprobó el trabajo de su sustituto permaneció callado y siguió su camino. Poco después el otro también se marchó quedando la rosa a merced de los vientos . El intenso calor del sol y la violencia de la lluvia dañaron a la frágil flor . Una mañana el primer jardinero que caminaba distraído por el campo, recordó a la pequeña flor y decidió visitarla. Se sorprendió al ver su condición, estaba inclinada hacia la tierra y su tallo otrora verde esmeralda, habiase teñido en parte de carmelita. Durante varios días intentó desesperadamente salvarla . Una tarde llegando el crepúsculo, cayó un pétalo en manos del entristecido jardinero, la rosa había muerto.
- ¡ Ay !- exclamaba el jardinero sollozante - ¿Qué será de mi? Está desgracia ahora me ha abandonado en las oscuras tinieblas en donde se pierde el color y la belleza de esta rosa. ¿Será mi culpa acaso?¿Será que el mundo ha perdido de ella su gracia? ¿Qué será de mi, ahora cuando me pierda en los oscuros abismos de la inocencia que yacía en cada uno de sus pétalos? Ahí se que aguardan desde hoy mis desventuras que antes creía perdidas. Están de seguro ahora en buena compañía. Pero la desgracia hoy parece ceñirse a un mundo infame e inmerecido de su belleza. Se que en cada kilómetro de este abismo, la oscuridad pareciera ser cada vez más insondable.
- La esperanza no está perdida- prosiguió más calmado. Una rosa es una pequeña ave fénix que renace de sus propias cenizas cada vez más bella, cada vez más radiante. Y el mundo en su descubrimiento deseará perderse entre los misteriosos abismos que ocultan sus pétalos coloreados por ese romanticismo prosaico de poetas perdidos en su esencia. Así, de cada espacio de su delicada piel ellos tendrán esa sabiduría requerida para coger sus rimas, elevarlas al viento cual fertilizante para esta rosal, madre y creador de fantasías imposibles que se reflejaban en la delicadeza de una sola rosa. Y cuando ya alce su vuelo, el mundo sabrá lo que es ser un verdadero poema primaveral de fantasías y magia, escondido a manera de rimas entre los delicados pétalos de una nueva rosa de belleza, color y poesía.
En colaboración con Poeta de Sol y Mar.