Trémulo desencanto,
abrumadora tristeza,
como la tristeza galopante de la luna sorteando la bruma.
Que decepción tan apremiante…
que atroz aflicción,
como la angustia de navegar sin rumbo…
sin destino ni respuesta.
Cautivo de la incertidumbre…
como vasallo de la indecisión,
como preso de la ficción,
resistiendo en una fábula purpura,
bajo un mito indescifrable,
ahí…me gasto mi última carta.
Un jarrón de crisantemos negros…
secándose a la sombra de la desconfianza…
con ironía,
marchitando el olvido.
El sereno moribundo…acosa la jornada.
Insensatez nerviosa…
escondiéndose detrás del velo de la tolerancia…
con cara de insensibilidad…
intentando pasar inadvertida…
mientras un cortejo de míseros indiscretos…se estremecen.
Nada más crudo que la hipocresía elocuente de sobrevivir al filo de los recuerdos…
siempre esperando por un milagro.
Conclusión engañosa…inhóspita.
Ahora me voy… me iré discreto,
me marchare en silencio,
y me llevaré un beso hasta la eternidad,
tal vez en la siguiente vida alguien se lo merezca.