La pequeña silla,
que fue de mi niña un día,
es muy discreta...
En la cocina,
acompañada de tanta risa,
es la gran invitada.
La pequeña silla,
está viva en una esquina
y no protesta...
Allí descansa,
serena, y por demás tranquila,
una señora única...
Y al goteo de cada hora,
muy cotidiana,
esperando a mi nieta mañana.