Pilar Luna

ARCO IRIS

Súbitamente

cesa la lluvia,

y la luz de los ojos,

antes enrojecidos,

cambia de color.

Dos arco iris

atraviesan el pueblo,

y los siete colores

coronan los tejados

abriendo ventanas

con las cortinas rasgadas

por un reflejo en el cristal.

La vida brota con efervescencia

y el suave viento mueve

las frágiles flores

de la enredadera

en el jardín escondido.

 

La naturaleza se purifica

y amanece cada día inmaculada.

Silenciosa y etérea,

como tallos jóvenes

buscando la luz

estalla en colores,

primitiva alegría efímera 

y eterna.