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Yacimiento

Eran incesantes vientos 
Vocifería latiente del profundo hastío
Eran castillos enormes, ladrillos macisos, clavos y martillos 
Tos seca y doliente
Vino tinto de sangre, ríos incípidos 
Eran cortinas de bronce
Los más altos infiernos 
Sombras destinadas a morir 
Gritos de espejismos vacíos
Vasos rebosados 
Leñas gélidas de muerte,
Un plón fúnebre 
Dos corazones perdidos,
Y la música latía
Y el cuerpo agitaba 
Y el alma partía.