Sigo mirando
las tardes del otoño,
desde el invierno.
Sí, son recuerdos,
nostalgias y utopías
de otras edades.
Pero el otoño
pasó, se fue deprisa
y nos dejó.
Ahora renacen
ancianas primaveras
con mil sonrisas.
Desde el invierno
se mira hacia adelante.
No veo nada.
Y es que los años
no vuelven ni perdonan
cuando se pasan.
Pero la sangre
se altera y se florece
en primavera.
Miro a los cielos
y veo su sonrisa
tan generosa.
Y entonces pienso
en nuevas primaveras
que da este invierno.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/04/23