La vida en nuestra tierra se termina,
tan triste es lo que pasa sin remedios,
la cruel indiferencia de los medios
negando la verdad que nos obstina.
La gran conspiración hoy nos domina,
pretenden silenciarnos con asedios,
calmar las ansiedades y los tedios
y hacer de la falacia una doctrina.
Que escuche nuestra voz el universo,
el grito del silencio que se impone:
¡clamor de la esperanza y su denuedo!
Que vibren las alianzas junto al verso,
el eco del amor nos apasione
confiando en el poder de nuestro credo.
¡Qué no nos calle el miedo!
Seamos siempre fieles protectores
de edénicos oasis sin rencores.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul