Deja que la noche entre en mi, mientras que la luna se viste de plata y desnuda la pálida luz de sus senos.
Habrán otras noches, otros días, pero nunca una noche tan honda como hondo son los besos.
Deja que la aurora demore, estoy contando las estrellas en la soledad del firmamento.
Cuando se ama no existe el tiempo y es sólo en tu ausencia que hiere, que prefiero el día al frío del lecho.
Deja que todo lo borre el viento, que como hojas arrastre los recuerdos y que solo me quede con el tiempo.