Comenzó el beso y lo que ansiaba
ser un deleite en subsistencia eterna,
fue efímero goce… al apararse los labios.
Y ese dolor, tan punzante y hondo
que se fue en un instante breve,
aún persiste en sufrimiento eterno…
Porque el sentir humano es discordante
con las medidas del tiempo
y aun hoy sentimos los dolores que fueron
y añoramos como fugaces los gozos
que vivimos…
Algo no está bien en las agujas que marcan los ritmos
y frías se mueven en recurrentes círculos
sin contemplar sentires, que oprimen o exaltan…
a los hombres.
Tal vez por eso es efímero el paso de la vida
en el inconmensurable ser del universo.
De mi libro “De mis últimas letras”. 2020 ISBN 978-729-540-5