Si acaso volvieras, todas las luciérnagas cantaran estelas de libertad,
las ramas secretas de los árboles se teñirán de fiesta,
te atraparé en mis ojos como huella plasmada en el alma,
la imagen de todos los senderos serán el ribete de los atardeceres.
Cuando tú vuelvas, llegarás como fragante símbolo de amor,
como huella plasmada en la sombra, fusionada con el sol,
vendrán los días bellos sin espectros, y los recuerdos fluirán con el alba,
seré tu amanecer, la melodía que susurra tus oídos, el zorzal de ecos silenciosos.
Iré a tu encuentro con el gemido que producen las violetas abatidas,
aparecerás con tu sonrisa, ventana abierta a la nieve de los umbrales,
sin ti soy un esqueleto del viento, un cataclismo de tristeza.
Esperaré tu vuelta prendido en un colosal estuario de pasión,
volaré hasta el horizonte, bajaré a la profundidad de los mares para amarte,
no seré más una encrucijada de angustia, ataviado por equivocados torbellinos.