Piensa la rama su fruto
Sacude el viento la sed del sur
Crea esfinges del tiempo
Durazno rojo y vivo
Son los ojos la expresión de su célula
Somos el amor que se corresponde
El que se imprime en las paredes de azúcar
El que inyecta las manos que dan vida
Cielo o infierno qué más da
Protección de los colores y tu risa
Invierno en las cortinas
Frutos en la invitación de toda mesa
Banquete dulce
Banquete infinito
Sacudimos la espora
Segregamos los puntos cardinales
Y nada guarda su sentido
Y decir es más y menos que hablar
Y somos una conjugación de estelas
Perderemos el canasto en los jardines
Miraremos los bosques con decidia
Hasta pertenecer al fruto exacto
Una creación poderosa y alada
Pero el futuro inclina la tensión de los océanos
Pero esperar y perder no es más
Pero vivir y entregar reconstruye una tiniebla
Y los cisnes nos observan
Y el amor colapsa para ser nuevo en su caída
Bendecidos los reinos de lo perdido
Bendecidos los fuegos del amanecer
Cada palabra es humana
Cada sensación la paz del universo
Cada brisa una explicación
Somos los ladrillos de todas las biblias
El sonido de ayer retumbando en los sueños
El regalo amargo de la sombra
Un cobijo
Un universo
Una persona
A las diez o las once del día