¡A mis lectores!
Con la mano extendida les ofrezco amistad.
¡Gracias! por la acogida, ¡Gracias! Por la bondad
El bardo necesita de críticos lectores
de la palabra escrita, sus íntimos tenores.
Aquello que dormita pero que tiene hervores
con cuidado amerita redimir sus honores.
Ustedes son candil, luces en lontananza
con la actitud sutil despiertan mi esperanza.
La empatía nacida muestra la voluntad,
ella, nunca es fortuita. Ustedes, seguidores
de un activo redil cargado de pujanza.