Luis E. Pedraza Rodríguez

Rosendo está triste

¡Rosendo está triste! ¿Qué tendrá Rosendo?
lo miré esta mañana meditabundo al viejo
casi siempre saluda con sonrisa al espejo
pero hoy lo vi acerbo, retraído... ¡perplejo!.
Don Rosendo es un hombre provecto y audaz, 
tiene un castillo apenas, medio amarillento
su trono rojizo, de cedro; se ha ido pudriendo
dice que obtuvo holgura, siendo aún capataz. 
Ostenta alba corona, como nieve en invierno
elíptica de plata, zurcida en experimento
a sus ochenta y uno, su voz es argumento
parece cuando habla, que siempre será eterno.
Pisa suave al marcharse, deja huella pequeña
nadie ignora palabra, cuando el viejo contesta
en múltiples ocasiones observé que protesta
cuando algún inquilino malgasta y desdeña.
Orienta y gobierna a su querida familia... 
dos hijos, dos nietos, y un perro pelinegro
dice don Rosendo, que ha sido buen suegro
pero, no faltó alguno, con el que no concilia.
Hace ya algunos años su consorte murió 
desde entonces, ¡solo se le ve en las aceras! 
buscar una igual, es pensar en quimeras
escapando al riesgo, su corazón blindó. 
Siempre mira directo, y se fija en la frente
Él, refleja en sus ojos cicatrices y engaños
cuando joven sufrió, y al pasar de los años
\'padeció puñaladas del amigo que miente\'.
¡Don Rosendo está triste! Nadie sabe que pasa
algo aflige su alma, hay dolor; u otra causa
su rostro está encendido como ardiente brasa.
Hoy, como pocos días; se ha tomado una pausa
preparó un café negro, adicionó azúcar escasa
remembranza o afección; la evidencia recusa.

—✍️ Luis E. 🇨🇴