En nocturna soledad
un mordaz silencio de hombre
en susurro de aquel nombre
oculto en ruego y verdad.
En trapecio de ansiedad
sumiso presta a soñar
un cariño secular,
de día su querer esconde
de noche muy bien responde
cuando debe comulgar.
¡Hombre tan íntegro y bueno!
discípulo de consejos
un auténtico reflejo
muestra en rostro lo sereno.
¡Oh pesar de nazareno!
devoto de una pasión
cuando entrega su versión,
legítimo en sus misterios
él protege en sus imperios
al amor en su extensión.
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Marilyn
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