Tú, en tu rol de Ariadna,
con dignidad de Reina
con la mirada al horizonte
contemplas el ocaso del pasado.
Yo, la más humilde versión de Dioniso,
espero impaciente que comprendas
que me quiero embriagar contigo
de dicha y gozo y besos y caricias
por el tiempo que corresponda
¡Hasta la muerte, si es posible!