Mi vida un viaje en bicicleta descendiendo por una pronunciada cuesta, la misión sostener el equilibrio mientras se conoce el inexorable postludio veloz derrapo por esa verticalidad pero que difícil es mantenerse estable en medio de la cascada de aconteceres, en ocasiones caigo y sigo avanzando mientras el pavimento corroe mi piel, luego las curvas llevan mis prospectos de despojos a un salto que me hace soñar que puedo planear ese episodio si que es fugaz, lo grave es que casi siempre su conclusión es una nueva visita al asfalto para luego volver a experimentar el consuelo que tristemente busca darle justificación al doloroso desasosiego, otro corto vuelo.
Ya con las alas cansadas no pienso en pedalear la inercia me lleva hasta el foso de la no existencia, a veces tiento que llegaré pronto pero: ¿Quién lo sabe? nadie ha podido sostener una certeza en sus manos, pretendiendo hacerme al viento cuando soy polvo de la vanidad el colmo ofrezco peras pero soy olmo por eso errabundo voy enfermo del alma no es oro es oropel lo que me robó la calma.
Convicto vivo de mis convicciones trasboco letras como confesiones salto entre tantísimas confusiones que no me tranquilizan ni licores, ni químicos, ni infusiones y no hay tampoco corazones.
Estar como si fuera el día ultimo no es lo mismo que desear que lo sea, abandonado estoy a la marea pero mi rostro a esta edad no gimotea, me sigo vertiendo en la batea espulgo más nada encuentro, que lejos estoy del centro que horror lo que hay aquí adentro.
Ryan Pires ___✍🏽©