La vida es un largo drama
de contínuo repetir,
en que todos somos actores
de muy variado perfil.
El mundo es el gran teatro
todo hecho de cartón,
con sus miles falsedades
y trucos al "por mayor".
El gran paisaje se muestra
todo lleno de esplendor,
y de repente se esfuma
porque en verdad no existió.
Se abre el telón y en escena
aparecen los actores,
haciendo muy bien sus papeles
como buenos finjidores.
Suenan trompetas!... es que viene
saliendo tras bastidores,
don "Hipócrita" risueño
con su horda de traidores.
Aquí se acerca don "Sabio"
engañador como el sólo,
don "Parlanchín" viene al lado
y le sigue don "Tenorio".
Don "Mentiroso" también
como siempre: "verdadero",
hace muy bien su papel
de personaje muy serio.
Aquí se acerca don "Falso"
de brazos de "Pendenciero",
son muy buenos amigazos...
aquí viene don "Misterio".
Por allí don "Asesino"
que sega vidas inocentes,
con su guadaña sangrienta
colabora con la muerte.
Por allá viene "Holgazán"
muy lentamente por cierto,
pues para mover un pié
le pide permiso primero.
Ojos señores que viene
el "Ladrón", el muy ladino,
que te quita lo que tienes
con sus atracos y timos.
Doña "Lujuria" ya pasa
también pasa don "Cobarde",
la primera pasa y deja
una estela de pesares.
El gran drama continua
surgen más y más actores,
con sus fachadas variadas
con sus múltiples colores.
Los espectadores aplauden
y gritan enardecidos,
cuando ven sus propias vidas
representadas con brillo.
De repente... Algo nuevo!
insólito, sorpresivo...
aquí viene el amor puro
todo de blanco vestido.
También viene la "Justicia"
la "Razón" y la "Verdad",
que bellas lucen, que radiantes,
también se acerca "Bondad".
Más atrás viene "Valiente"
y siguiéndole "Honradez",
son dos grandes personajes
sin duda alguna, así es.
Después de un silencio mortal
el público estalla burlón,
gritan: Fuera!, y abuchean...
Queremos algo mejor!
Les lanzan tomates podridos
les injurian, escupen, y hieren,
unos gritan: Que los maten!
otros: Que preso les lleven!
Ellos tristes, desolados,
cabizbajos, abatidos...
dejan la escena, turbados,
rechazados y vencidos...
Y se sigue la función
con su desfile monstruoso,
ante el público que aprueba
y se deleita gozoso.
Es, terminando, el gran drama
en que se ensalza al matón,
y se rebaja hasta el suelo
al de noble corazón.
Ya los valores humanos
no valen, no vale Dios,
para muchos es un mito
el cristianismo de amor.
Lo espiritual, ellos dicen,
es cosa de afeminados,
de débiles y cobardes,
de flojos y fracasados.
Humanidad...Hasta cuando!
rechazarás al que vino,
con el mensaje de cielo
que cambiaría tu destino.
No te parece que es tiempo
de volver sobre tus pasos?
Y tu mirada volver
a aquel hombre del calvario?
R. Gruger / 1958