Señora adversidad suelta mis alas,
no dejes que el cansancio me flagele,
retira el laberinto que interfiere
y aquello que lacera la confianza,
pues sé que entre palabras se supera
lo insano, lo arrogante e indolente,
aquello que a la vida tergiversa
cegando entre las sombras el mañana.
Señora adversidad tienes mis manos
asiduas artesanas de verdades,
te pido que alivianes los azares
y pueda desprenderme de lo amargo,
bien sabes que no ansío la riqueza
basada en la ambición y en vanidades,
prefiero la humildad sin apariencias
y así visualizar lo soberano.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul