Horas lentas,
en mis mañanas sosegadas,
encandiladas,
por los tesoros de las musas...
Yo sueño con sus joyas,
que viajan, en la barquilla de las diosas,
por rutas hechizadas,
entre mil sirenas y hadas laboriosas...
Son seductoras,
sobre las plácidas ondas doradas,
del mar copiadas,
y de los marinos compañeras...
Siluetas eternas,
repletas de pupilas morunas,
de mejillas pletóricas,
y de místicas, que muestran fortunas...