Singladura común que apunta a un norte
que espera estático en lo lejos.
No hay mejor derrotero y allá vamos,
asidas las manos al timón de vida.
No hay celaje ni ventiscas que me aparten
del rumbo cierto trazado por ancestros.
No hay sentencias ni condenas,
son auroras boreales las que impulsan.
Ni grilletes ni cadenas que nos aten,
son los versos de las pájaros que dictan
los avances para llegar a tal hazaña.
De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 987-4004-38-3