Nos comprometimos un día,
amarnos hasta morir.
por mala o buena, que fuera
la fortuna, que nos tocara vivir
Más el destino
dueño y señor la vida
al no ser consultado,
enojado y despechado,
lo destrozó de un plumazo,
mandando al viento,
que llevara nuestros sueños,
como hojas de árbol caído,
a volar hacia el olvido,
donde fueron a parar.
Ayer te vi sonriente,
y recordé nuestro ayer,
que me llevó a pensar,
que hay que ser muy prudente,
a la hora de jurar.
Porque la vida en su andar,
nos lleva por el camino,
que, al nacer, marcó el destino,
sin derecho a patalear.