En el monte Helicón, reposa una lira,
que no tiene artista, no posee ningún dueño
que taña las notas musicales del sueño,
¡Tan triste,tan sola! Pareciere mentira.
Sus cuerdas de oro en existencia ignota,
que carecen de su cumplimiento,
¿Pues que valdría un instrumento
sin un Orfeo que cree lírica nota?
Lira enmudecida, hasta que provoque
la sutil caricia de una irresistible mano,
¡Pobre lira de oro, perdida en lo lejano!
Sin un bello Apolo que la toque.