Un gran estruendo,
y un golpe seco,
Rompe la fina lámina
y hecha añicos cae al suelo.
El sonido del impacto,
de los cristales al suelo,
y el tintineo del rebote
de las lágrimas del espejo.
El corte en mi piel
del cristal de mi reflejo,
y el flujo rojo y espeso,
de la sangre fluyendo.
Una esquina de ese espejo
en mi puño ha cortado,
por el odio y el dolor,
que en mi cuerpo ha causado.