La boca, tu beso al hogar, al cosmos. Tus labios son rosas, tienen la suavidad de las tentaciones. Escondemos la verdad en los labios, sueños retuercen el deseo.
Con el amor tensa las cuerdas, somos la cuerda, sostenemos el destino. Esto que los labios dicen tiene un color, un dolor, una puerta al deseo, un temblor en la cuerda tirante, tensa la necesidad íntima, se abre como el deseo.
Instaura en la nada la forma del delirio, cae de los labios como la noche y la humedad. Ingresa, baña el silencio, arde el silencio indivisible, la conjunción reúne el pensamiento.
Permanecía a la deriva de lo que late el encuentro, la respiración funde un espacio. Puja en un espacio un universo, explota el beso contenido en la humedad. Abarca el deseo la noción de espacio, de expansión, es la música que prepara el calor, hornea ahora el espacio que le cabía a las noches de sueño.
Siempre hubo un soñador, humedad en el vientre de los labios. Trémula está, incipiente, la vida en la emoción. Despliega alas de fuego la oscuridad, el deseo en el silencio.
Pintura surrealista de Christo Dagorov.