Tu mirada es como el tesoro más preciado de mi corazón, una joya que brilla con la memoria de un escapulario de almendra, con sus puntos y oleajes que me llevan a los himnarios más profundos del amor.
En tus ojos veo cantidades convexas, mecanismos de distancias y la temperatura de una luciérnaga que regresa. Cada vez que te miro, siento que poetizas los orígenes de mi ser y elevas un arpegio en la piedra de mi alma.
Todo en mí tiende a recordarte, a buscarte, a lamer las sombras de los árboles para encontrarte de nuevo. Y aunque tus labios no están cerca, siento una amapola dibujada en la tierra de mis párpados, vacías en tu ausencia.
Eres la poesía en carne y hueso, un cuento de hadas hecho realidad. Cada momento contigo es como vivir en un jardín de ensueño, rodeados de flores que simbolizan nuestro amor eterno.
En ti encuentro la dulzura y la pasión, la ternura y la fuerza, el equilibrio perfecto que hace que mi corazón late con más fuerza cada vez que te acercas.
Eres mi Rosa de las Letras, la musa que inspira mis versos más profundos y los hace cobrar vida en tu presencia. Y aunque el tiempo pase, mi amor por ti nunca morirá, como una llama eterna que arde en el fuego de nuestras almas unidas.