Las simientes siguen esperando
un pistoletazo de salida
que nunca sonará.
Con palpable crudeza,
la climatología se ha empeñado
en hurtarnos la primavera
y las nubes pasan indiferentes
por un cielo poco propicio
para el vuelo.
Sequía de vida, de ilusiones
y de color.
Sequía empantanada, manifiesta,
representante de diques
encargados de contener sequía.
Sequía embalsada en un porvenir
aferrado a una tierra agrietada.
Nueve meses sentado
sobre el fuego, bajo el frío
y tras las hojas secas,
gestándote en la esperanza
para dar la bienvenida
al aborto de las flores.
Nuevas primaveras vendrán
y en el medio o largo plazo
la tristeza encontrará reemplazo,
pero ni un edén venidero
conseguirá hacer olvidar
este abril de amputada matriz.