Haz Ámbar

Desdeñado apátrida

Fuera de la órbita de los que miran obcecados

un halo imanta un pedazo de algo

que se ha varado... Tan puro el aire

tras su espasmo solicita

un nuevo trámite al ya de por sí impuro y tosco. 

Todo en su vuelta se hace mofa

y tuerce el cuello más allá, 

hacia lo recóndito

que se esconde en nosotros sin palabra. 

Se cae el vaso finalmente

volcando el vórtice que te acosa, 

cruel desamparo que tan sólo sufren unos pocos. 

Yo además de estarlo ya cantando

así me obligo a no cambiar jamás 

de cauce insomne, 

con la muerte por responso

en este valle ya sangrante

del que manan mis plegarias hacia otros...

Qué corrompe allí mi pobre corazón, 

el que tan solo se descompone,

a su alrededor la ronda fúnebre

que me anuncia un nuevo mal

a darle alcance 

simultáneo con mi arco

y traspasarlo como un flan. 

Tú, imponderable hijo del caos, 

tú te me has vuelto un tanto lejano

entre tanto sedante tan solo tentando

a mi don racional, 

al mismo instante que el mismo vaso

se cae 

destrozándose sobre el charco

de locura que has creado. 

 

No me hables

ya que estás,

ya que traes

lo que a mí me falta

y eres tanto o más 

de lo que jamás hube deseado

me llegara.