Igual que un niño al que se le agota
la batería de su radiocontrol
rabiando
lo que le dura el bullying
a su esencia
de olvidar si habrá mañana
- me escuece -
la falsa penitencia de no abrazarnos
esta noche.
Triste,
Dibujé en un papel de bocadillo
un garabato parecido a tí y a mí
en un quizás que ojalá sea
de algún día de un mes de cualquier año.
Cuando me dí cuenta, ni lloraba
aunque la pátina de mocos la lucía.
Conseguí regalarte mi quietud
jugando con un palo.
Sonriente,
Cuando noto que me guardas
ese asiento;
de copiloto en los viajes
que con sólo mentarlos
comenzamos.
Sereno,
Cuando entre todos los posibles
escojo
bordar desde aquí
tu dulce mano.