Tarr de Issis

Enredaderas (Jardín de la Ilusión)

Una vez, quise amar, tarde fué, pues quienes me amaron se habían ido ya.

 

Una vez, alguien me amó tanto que todo su amor me comenzó asfixiar, fué tal que aprendí de esa, su manera de amar.

 

Tan intensa y envolvente, la locura del \"No hay un mañana siguiente, solo existe un hoy que en algún momento se acabará\"

 

Una vez, mi alma comenzó a vagar, buscando quitarse de encima las espinas del amor ciego que tanto daño me hicieron.

 

Una vez conocí a alguien que apreció ese jardín lleno de flores, esas nacidas de las espinas que poco a poco fuí dejando aquí y allá, enredaderas, así las llamo yo, se aferran a lo que encuentran, debí acabar con ellas, sin embargo, dejé que crecieran...

 

Flores de todo color inundaron el campo sin control, entre las enredaderas y los muros ahora llenos de vida, incluso amor.

 

Una vez, ese alguien con asombro e ilusión, visitó éste jardín tan extrañó y misterioso, lo visitó y lo apreció, entonces una de las espinas se le clavó, le desquició un poco la visión, le dió un cosquilleo que poco a poco se convertiría en adicción.

 

Mi alma lo vió, dijo que no, pues éste jardín es solo para sembrar y dejar morir al amor.

 

Le dió la despedida deseándole lo mejor, pues todavía hay veneno oculto en ese jardín de la ilusión.