julio dominguez

Carta de despedida

Escúchame,

regresa de aquel lugar lejano

donde no llegan mis palabras,

que van débiles 

y no encuentran el camino

porque no tienen

coherencia, ni sentido;

como aves sin instinto

que su único destino,

es morir;

sin sembrar semilla alguna,

sin cumplir su objetivo.

Mueren solo eso.

 

Sabes, en las mañanas,

cuando el gallo canta

y comienza la jornada,

me observo,

me contemplo

melancólico y triste;

ando así todo el día,

y a todas horas

por las bulliciosas calles

que en nada les importa

mi andar lento,

y perdido;

estas tu tan ausente. 

Hemos perdido la pasión;

esa que mato a Romeo y su Julieta,

que engalana la noche con estrellas

y hace que la luna resplandezca

en el corazón,

amor, nos hace falta amor.

 

Mírame,

ya no soy el niño tierno

que buscaba tus besos,

ahora soy frió como la noche;

Y tu,

tu te preocupas por los demás

por la demás gente.

Ya no te acuerdas de mi.

 ni de ti, de nosotros.

es el momento de la despedida.

Hasta siempre, mi dulce dama.

deseo que seas feliz

hoy y mañana y pasado mañana;

y que todos y cada uno de los días,

el calor del sol,

acaricie tu bello rostro. 

 Adiós.