Escúchame,
regresa de aquel lugar lejano
donde no llegan mis palabras,
que van débiles
y no encuentran el camino
porque no tienen
coherencia, ni sentido;
como aves sin instinto
que su único destino,
es morir;
sin sembrar semilla alguna,
sin cumplir su objetivo.
Mueren solo eso.
Sabes, en las mañanas,
cuando el gallo canta
y comienza la jornada,
me observo,
me contemplo
melancólico y triste;
ando así todo el día,
y a todas horas
por las bulliciosas calles
que en nada les importa
mi andar lento,
y perdido;
estas tu tan ausente.
Hemos perdido la pasión;
esa que mato a Romeo y su Julieta,
que engalana la noche con estrellas
y hace que la luna resplandezca
en el corazón,
amor, nos hace falta amor.
Mírame,
ya no soy el niño tierno
que buscaba tus besos,
ahora soy frió como la noche;
Y tu,
tu te preocupas por los demás
por la demás gente.
Ya no te acuerdas de mi.
ni de ti, de nosotros.
es el momento de la despedida.
Hasta siempre, mi dulce dama.
deseo que seas feliz
hoy y mañana y pasado mañana;
y que todos y cada uno de los días,
el calor del sol,
acaricie tu bello rostro.
Adiós.