Un as de pensamientos y un haz de luz por mi vagaron,
para perderse en el gris niebla de tus ojos,
eran ocho con nueve y trata la luna de dormir sobre el sueño,
cobijar la almohada de estrellas sobre tu lomo, y cenar
fulgidas avenidas de olvido.
treinta minutos y un manojo
de segundos para el retorno de una larga jornada,
con insaciable sed de besos al viento se ven los cantos de hojas en la acera.
quince y son las diez para contar tic-tac de conquistas
y una larga espera de tu brilloso caminar de astro.
una hora y sesenta besos cuenta el labio y mi amor mil torcazas y palomas,
son las once y las raíces afloran hacen estacas de impotencias
y siembran luceros en un jardín negro.
la luna me vende una docena de horas
y veinte minutos de regalo,
la rosa duerme en mi almohada y convulsiona
sombras de tu ausente presencia.
mi reloj no late ni cuenta,
solo dormita en el lecho del minutero
y espera puntual
el canto de una alborada
ilusionado de encontrar en el fulgor
de la nueva mañana el aroma de tu cuello
por la faz del árbol desnudo.