Lo que habita mi mente a veces desea escapar con frenesí para ir a poblar diversos sitios que no existen, pero son acaparados.
En el brutal silencio de la noche, como una tormenta de quejidos, comienzo a escucharme ¿Qué va marcando la pauta de mi segregación?
Me siento ausente, y a la vez en todos lados, siento la inevitable pérdida de mi personalidad y al mismo tiempo, siento nacer una nueva con destellos de lo que alguna vez imaginé ser; se gesta la liberación que venía haciendo eco desde pasado destruidos.
¿Qué nuevas formas hay en mi interior? Suelen ser intensas, apagadas y efusivas, pero aún no he logrado colocarme en alguna en especial.
Soy mi propio explorador, mi búsqueda de archivos empolvados, apasionándome por descubrir que hay más allá de los deseos y precariedades. ¿Dónde soy yo? ¿Dónde fui? ¿A dónde iré? Constantes sin aparente respuesta que me obligan a desear colonizar mis vergüenzas y mis fervientes seguridades surgidas desde el interior roto hasta reconstruirlos con piezas fundamentales de mi existencia.
A veces extraño lo que nunca fui, a veces deseo que no desaparezca en mí lo que soy; sin embargo deseo cambiar, deseo ser mi discípulo y conocerme antes de tocar un nuevo fondo. Tomar la rienda de mi seguridad sin dar marcha atrás.
Qué clase de murmuros habitan mi esperanza...