Soy esa fe que recalas,
niebla que aturde al soldado.
Soy el amor amputado,
la distancia de las balas,
soy… este campo minado.
Con mi sueño acorralado
pobre vida en la distancia
que responde a la fragancia
de este campo perfumado:
beso de humana pregnancia.
El terror en esta instancia,
el temor de fenecer
del hombre y de la mujer
por abismo o por errancia
aturdido por volver.
Aunque no pueda entender
en la línea de fuego
a los recuerdos me entrego,
a los siempres del ayer
donde amando me repliego.
Cuánto por un alto el fuego
y un calorcito en mi vida,
un hogar, una guarida
que me aleje del ruin juego
de abrir más y más la herida.
Siempre guardo retenida
para hallar algún sosiego
los recuerdos en el pliego
de la paz nunca vencida,
porque amarte nunca niego.
Con las fuerzas que despliego
y el fervor de lo que imploro
soy un sujeto sonoro,
hago del amor trasfuego
y cargo lo que atesoro.
Que de las cosas que añoro
yo retengo las fragancias,
que derraman las estancias
de placeres donde ancoro.
¡Por ti recorto distancias!