Sergio DeBaires

La ley de Snell

Escribe sin parar que yo recito
el labio que acompaña tu latido
que tú eres para mí la flor del Gnido
y el arpegio de amor que necesito.

Escribe enloquecida; nunca pares
que el éter se emborracha con tu glosa
y el arpa que en mi mente aún se posa
exige que tus olas sean mares.

 

No me mandes los besos que no llegan
no me cuentes por qué aún tú me quieres
aunque sepas que vivo en las mujeres
que sólo en los recuerdos se me apegan.

Pero yo a tí; que te puedo decir....
si sin tu glosa me cuesta escribir.