Divagando
Hoy quiero enamorarme como nunca lo he hecho,
sin temblor en las manos, sin tristeza en el pecho,
sin fingir alegrias, ni inventar el rencor,
simplemente tomando con mis manos las tuyas
gritando como un loco trece mil aleluyas,
trece mil aleluyas que me hablen de amor.
Pasaré por la acera de tu casa un momento,
sin pedirte permiso, sin decirte lo siento
buscaré en la ventana, tu figura triunfal...
de tu boca de rosa la sonrisa inquietante,
en tus ojos oscuros, el fulgor del diamante,
incisivo y esplendido, deslumbrante y cabal.
Y con este tesoro, que no cabe en mi pecho,
me otorgaré a mí mismo, ese dulce derecho,
de decirte que te amo como a nadie amaré
y soñando despierto que tú me correspondes
he de encontrarte, no importa si te escondes
o si tú a mis palabras, no le otorgas tu fe.
Al tener tu respuesta de amor correspondido
o sintiéndome ajeno al dolor del olvido,
me quedaré dormido a la orilla del mar
y soñando, en tus brazos, que jamás he nacido,
sabré que ahora vivo, porque tú lo has querido
y seguiré dormido, sin querer despertar.