Por tu amistad sincera,
por tu grata compañía,
por devolverme la esperanza;
por hacer mí fe renacer,
por ser mi confidente;
por ser mi aliciente.
Por caminar conmigo todo este tiempo,
por haber sido parte de mi vida,
por ser el consuelo de mí lamento;
por compartir mis penas y alegrías.
Por hacer realidad mi ilusión,
por despertar en mí la ternura,
por darle alegría a mi corazón;
por vivir conmigo esta aventura.
Gracias a Dios, por haberte conocido.
Gracias a la vida, por haberte tenido.
Gracias por tus besos,
los aguardaré en mis memorias.
Gracias por tus caricias,
son parte de mi historia.
Gracias por tanta dicha,
gracias por tanta felicidad.
Hoy te lo digo:
Te amaré cada día de esta vida,
y por los siglos de los siglos,
en la eternidad.