Valentin Von Harnicsh

Carbón

Infierno pleno tu eres

efeméride llameante,

sombra fría vacilante

de brío y tez rutilante

 

Condena tu dulce lengua,

murmuran tus rojos labios,

enjuicia tu perversa vista,

deshacen mis ropas tus manos

 

En retratos excitas los celos,

en persona los imaginarios;

demonios y santos atentados

de la piel verídicos deseos

 

Preguntas que respondes una,

certezas llenas de audaces dudas;

que a una ciertas respuestas

con actos de carne ya no son mudas

 

Y cierras las persianas del claro día

con tus intenciones de negra noche;

que hace de ciertos ingeniosos rumores

verano al invierno de la Selene fría

 

¿Qué fuera de mí, sacro pecado del alma?

¿Quién fuere testigo de aquellas andanzas?

¿Qué santo ante Dios abogara por mi causa,

si ayer y hoy arde vivo el carbón que fue brasa?

 

¡Ay de mí, perversidad que me da vida!

¡A ti que cuento estas pocas miserias

de tantas y grandes pasiones encendidas!