Infierno pleno tu eres
efeméride llameante,
sombra fría vacilante
de brío y tez rutilante
Condena tu dulce lengua,
murmuran tus rojos labios,
enjuicia tu perversa vista,
deshacen mis ropas tus manos
En retratos excitas los celos,
en persona los imaginarios;
demonios y santos atentados
de la piel verídicos deseos
Preguntas que respondes una,
certezas llenas de audaces dudas;
que a una ciertas respuestas
con actos de carne ya no son mudas
Y cierras las persianas del claro día
con tus intenciones de negra noche;
que hace de ciertos ingeniosos rumores
verano al invierno de la Selene fría
¿Qué fuera de mí, sacro pecado del alma?
¿Quién fuere testigo de aquellas andanzas?
¿Qué santo ante Dios abogara por mi causa,
si ayer y hoy arde vivo el carbón que fue brasa?
¡Ay de mí, perversidad que me da vida!
¡A ti que cuento estas pocas miserias
de tantas y grandes pasiones encendidas!