¿Has pensado, como pienso, lo que piensa el cedro
que inmenso se eleva a las alturas
con su verde esplendor tocando glorias
pero prisionero de la tierra en que vive?
¿Has pensado si es cambiante el pensar del río,
tan cercano, como cambian sus corrientes y sus brillos
siempre sujeto al cauce de las piedras
que lo llevan al lago sin permisos?
Pareciera más libre el pensamiento de las aves
en su vuelo ligero y peregrino,
mas sujeto a vaivenes de los vientos
y sólo libres dentro de sus vuelos.
¿Y en podríamos tú y yo tener pensares
que no sean de algún modo prisioneros,
o sumisos a las humanas contingencias
que nos impiden, incluso, intentar un leve y breve vuelo?
Tal vez ellos no piensen y en eso llevamos la ventaja
si es que de verdad pensamos aunque pareciera,
a la luz de expuestos resultados, que no lo hacemos
y sólo deambulamos prisioneros, encausados y sin vuelos.
De mi libro “De poemas que morían”. 2017 ISBN 987-4004-38-3