He renunciado a todos mis atavíos
para vestirme de azul
entre nubes y crepúsculos
despojándome de la ausencia y el olvido
hasta colmarme ingenuo del silencio
que me deje reposar sobre aguas cristalinas
de un río virginal que refleja tu figura
Llenarme del silencio de la mañana
que sugiere el poema a la montaña
a tu mano que sostiene los latidos
a la brisa que fecunda el porvenir
ofreciéndote cual flor al nacer el alba
Heme aquí,
ante el silencio y el brillo de tu rostro
integrando la palabra con los versos
procurando la plenitud de tu presencia
con la cristalina sencillez de la mirada
descendiendo las escaleras de tu alcázar
para quedar cautivado en tu silencio
Este es el tiempo del silencio
de la noche densa de suspiros
donde tus frágiles brazos se vuelven rejas
estrechando mi alma en tu pecho
renunciando a mi humanidad sobre tu seno
que me extasía de tu amor y tu silencio
Adolece mi libertad de tu silencio,
mi palabra es imposible en cautiverio
si no vivo en el jardín de tu silencio
mi corazón declina en su latido
y el verbo morirá sin ser un verso