Hay poemas como vinos,
poemas rojos de sangre,
negros como los augurios,
dulces, amargos, claretes
que pasan, pero no queman,
ligeros y refrescantes,
y hay poemas espumosos
como el cava o el champan
que tras años en bodega
en silencio y soledad
estallan como las tracas
entre espumas de alegría
rebosando nuestras copas
para libar y brindar
celebrando el nuevo día,
que tanto tardó en llegar,
ese amor desesperado
que al fin se hizo realidad,