Así es, Bécquer querido,
siempre habrá poesía
en el corazón herido
en la mano que acaricia.
Así es, Bécquer amado
siempre habrá poesía
en todo enamorado
en el ave que delira...
Así es, Bécquer Señor mío,
¡Siempre y siempre habrá poesía
en sus bellos ojos vivos
aunque no haya quién la escriba!