Gaesba74

No me arrepiento

Catorce meses de un café

en un parque por la tarde,

de un encuentro en que solté

mil palabras sin alarde.

 

Yo blandía un desamor,

vos la herida del engaño;

yo la esperanza de otra piel,

vos afán de olvidar tu daño.

 

Mi desamor y tu dolor,

maderos de nuestra hoguera

que en furtivas llamas

marcaron nuestra vida entera.

 

Mezcla que enturbia el alma,

que nubla el juicio y la razón,

encendieron nuestras vidas

y dieron alas al corazón.

 

Amor de verano en ciernes

que nos tomó desprevenidos;

vigor que no hay quién gobierne

cuando el amor ha venido.

 

Creí buscabas revancha

por dolor de enamorada,

orgullo herido de mujer

al ver su piel relegada.

 

Y aunque tuve algo de temor

de ser un mero pretexto,

para vengar la hembra herida

me porté como hombre dispuesto.

 

En la mesa más discreta

de un café nació este amor,

esa, la menos expuesta,

justo donde empieza el error.

 

Habitaciones con espejos

reemplazaron a los cafés.

Al mirar nuestros reflejos

me enseñaste nuevos gestos:

 

Al desnudarte con paciencia,

al acariciarte con cuidado

o cuando abdicaba al decoro

de caballero enamorado.

 

Porque besé sin renuencia

desde tus senos erguidos

a tu cintura en cadencia,

donde tu néctar había caído

 

Fui tu hombre en pulsión vital,

más diestro a mayor humedad

más bueno en el tiempo crucial;

me sentí nacer a esta edad.

 

Nos vi fundidos en penumbras

cuando espiaba esos espejos

y me vertí en tus entrañas

para acabar el cortejo.

 

Hoy ya sé y lo sé muy bien

que aún sabiendo estaba mal,

aún queriéndolo negar

me he llegado a enamorar.

 

Bebí la magia de tu piel

y vino el hechizo sobre mí,

por ti fui un hombre feliz

sentí de nuevo al corazón latir.

 

Aunque la vida no nos junte

o el destino me dé tormento,

que sea Dios quien me perdone

porque yo no me arrepiento.

 

Gaesba

Febrero 2020